LAS NOTICIAS, MALAS Y BUENAS
“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová… No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová” (Salmo 112.1, 7).
Los noticieros siguen captando la mayor atención de la gente. Informar, comunicar y hacerlo oportunamente, es el desafío diario de cada periodista. Aún cuando esas noticias no sean del todo ciertas, éstas se han convertido en una “dieta alimenticia” del morbo social. Las noticias ocupan un alto reto de cada directivo de esas empresas comunicacionales. El “rating” televisivo, la cantidad de periódicos vendidos y el ranking permanente de las radioemisoras, están en una contínua batalla por las “exclusivas” noticiosas. Claro está, que esta competencia es auspiciada por la publicidad de grandes empresas comerciales. Quién no vende lo que se ofrece, acaba desapareciendo y “sin querer queriendo”, la máxima maquiavélica se está cumpliendo al pie de la letra: “El fin justifica los medios”.
Las “malas noticias” son el pan de cada día. Las editoriales televisivas no saben por dónde comenzar. En lo económico-social o en lo policial, ambos aspectos de las noticias son alarmantes. Lo triste de esto, es que después de oírlas, no sabemos qué hacer con ellas. Como meros espectadores, lejos está de nosotros el activarnos, muy por el contrario, el grado de pasividad que alcanzamos, frente a tales eventos, es impresionante. En estos últimos meses mi televisión me ha contado las siguientes malas noticias:
· Las guerras en Irak y Siria han desplazado a miles de personas que buscan en Europa un mejor futuro. Barcos repletos de inmigrantes han naufragado. Los países receptores de estas personas han solicitado ayuda a las demás naciones europeas para tratar un tema tan delicado -y grave a la vez-, como es salvar vidas humanas.
· Los atentados en Francia, USA, y Turquía, son un aviso de fanáticos o terroristas que antes de ir de vacaciones a esos lugares hay que pensarlo un poco mejor antes. La inseguridad social se ha instalado en todas partes.
· La sequía en el mundo está causando graves trastornos en la cotidianeidad de las personas. El agua está siendo un bien muy escaso y se prevé que muy pronto será tan valorada como lo es el petróleo.
· Los problemas del “calentamiento global” son cada vez más recurrentes. La naturaleza está reaccionando en cadena ante la impertinencia humana que lucra contaminándola todos los días. El escenario en algunos lugares es devastador.
· Los incendios colosales y nocivos están arrasando con grandes zonas verdes y afectando seriamente el progreso de las naciones En Chile, hace poco tiempo atrás en el norte teníamos inmensos y catastróficos aluviones producidos por lluvias impensadas, mientras que en el sur se luchaba cuerpo a cuerpo con tremendos incendios forestales. Australia, California y Chile, viven atentos a estos siniestros muy difíciles de aplacar.
· El “despertar” de volcanes dormidos está siendo muy preocupante para algunas naciones. Especialmente aquellas que se encuentran en el llamado “Cordón de fuego del Pacífico”. Chile encabeza la actividad volcánica con el Villarrica y –ahora- el Calbuco, ambos ubicados en la zona sur del país. Frente a la probable erupción de éstos gigantes dormidos, la densa capa de ceniza volcánica traería repercusiones en todas las áreas de la salud y la economía y se auguran malos momentos en el futuro. ¡Ay de Chile y Sudamérica si se activa el volcán que duerme bajo las aguas de la Laguna del Maule! –dicen los expertos en el tema.
· La inseguridad ciudadana crece todos los días. El alto nivel de delincuencia ha aumentado significativamente. Lo peor, y el elemento detonante, es la insatisfacción ciudadana que se percibe por la ausencia de justicia verdadera. Esto ha dado lugar a “juicios públicos” (“linchamientos ciudadanos”) a mano de las mismas personas agredidas. La carencia de mejores leyes y las bajas penas por los delitos cometidos “promocionan” la actividad delictual.
· La siguiente frase: “La corrupción ha llegado para quedarse” ha sido causal de variadas reacciones, tanto gubernamentales como de los políticos. Quien lo dijo, fue el anterior Contralor de la Republica en su mensaje de despedida. Implícitamente se refirió a los casos Caval, Penta, SQM y Corpesca que siguen en el centro del escenario noticioso nacional. Ya casi se vislumbra y es de perogrullo decirlo, que las penas para estos señores del fraude económico serán bajísimas y esto, si es que el brazo de la ley les alcanza (si es “largo” o “corto el brazo, eso depende de múltiples factores).
· La baja credibilidad en el mundo de los políticos, es sencillamente alarmante. Ya no es tan solo indiferencia. Es un rechazo espontáneo que a veces se torna hasta visceral. ¿A quién le creemos? – exclaman los jóvenes. ¿En quién podemos confiar a la hora de sufragar en las urnas? La sensación que se tiene es que “hasta me siento estúpido yendo a votar por quienes ya previamente han “preparado” el pastel con sus ingrediente y todo, y tratan publicitariamente de convencerme de que soy yo el que determina quién me gobernará. Y todos sabemos que nada de eso es verdad”.
· Los problemas en la zona de la Araucanía siguen siendo noticia por atentados con ribetes de terrorismo. La falta de acuerdo entre todos los implicados en el caso, sigue estando ausente. El mundo productivo empresarial, los derechos históricos del mundo indígena y la mediación del gobierno de turno, -los tres actores involucrados-, todavía no han podido sentarse a “fumar la pipa de la paz”.
· En estos días un “escapado y moribundo” chileno, seudo economista, escapa de la justicia acusado de estafas múltiples, el controvertido librito de “sexualidad” promocionado por el gobierno a todas sus anchas, pero resistido por el mundo cristiano y conservador del país, la incertidumbre de si Chile va al mundial de Rusia o no, y los “portonazos” y “bombazos” a cajeros automáticos, etc., son el “pan de cada día” en las noticias nacionales e internacionales.
“Y para finalizar...” -encendiéndose el rostro del lector o lectora de noticias-, las “buenas noticias” las que son elaboradas con pinzas, nos muestran algunos videos graciosos, otras novedades tecnológicas, y alguno que otro ejemplo de esfuerzo y solidaridad humana, estas son las “aspirinas” mediáticas que nos reúnen frente al televisor. Y más encima nos dicen: ¡Gracias por su sintonía! –y terminan mirándonos con una sonrisa “pep”.
¿Qué decir frente a esta diaria avalancha noticiosa? Solo oigo comentarios entre dientes: ¡Está mala la cuestión! ¡Cada día peor! ¡Y más encima siguen llegando inmigrantes! ¡El gobierno y la autoridad han sido sobrepasados!¡El descontento social es evidente!, etc., estas son algunas de las expresiones de la calle en Chile. Ni hablar de los “temas valóricos” que nos tienen divididos en la base común y relacional, a saber: aborto, matrimonio igualitario, eutanasia, etc. La falta de “probidad” en la clase política es abismante, la iglesia católica como ente mediador se halla entre muchas aguas de contradicción –a pesar del nuevo Papa-, y muy pocos les creen a sus líderes. El mundo protestante cuasi “mimetizado” con la actualidad nacional, salvo algunos “llaneros solitarios”, no logra unirse como Cuerpo de fe visible a la comunidad, y las “buenas noticias” que se pregonan desde nuestros púlpitos –o escenarios-, tienen que ver más con proselitismos denominacionales o posiciones doctrinales insoportables. Si estas no son malas noticias, entonces qué son, dígame usted.
Tengo una proposición, y usted la conoce de antemano: El Evangelio de Jesucristo.
Son las “buenas noticias” de Dios para Chile –y el mundo-. Cómo recibimos, cómo interpretamos y aplicamos esas noticias es tarea nuestra. Sin generosidad ni claridad será imposible. Si el “justo juicio de Dios comienza con la casa de Dios”, es bueno también que estas noticias buenas, nos lleguen a nosotros primero, para luego “comunicarlas” al mundo, y el mundo, por si se nos ha olvidado, es sencillamente “la comunidad” en dónde vivimos.
Tenemos buenas noticias…
Buenas noticias es saber que Dios nos ha perdonado en Cristo.
Que todos nuestros errores del pasado han sido arrojados al mar, y que si él, el juez de toda la tierra, no nos imputa falta alguna –por los méritos de Cristo-, nadie tiene derecho o autoridad para condenarnos.
Que fuimos declarados hijos de Dios e investidos por dentro, trasladados de las tinieblas a la luz y predestinados a ser salvos, y esto como un don de Dios por la fe en Jesús.
Que así como Dios tiene cuidado de las aves del cielo, así también tiene cuidado de nosotros.
Que fuimos sellados por su Espíritu para el día de la redención total, que nuestros nombres están inscritos en el Libro de la Vida, y que el mismo Jesús volverá para llevarnos a vivir con él por toda la eternidad.
Que más allá de nuestras diferencias raciales y culturales, somos miembros los unos de los otros como parte del Cuerpo de Cristo que es su iglesia.
Que la muerte fue “absorbida” en la cruz y somos gente con un destino cierto y seguro. Somos “prisioneros de esperanza” y la esperanza no nos avergüenza.
Estas son algunas de las mejores noticias que podemos tener y compartir con nuestros semejantes.
Una lástima que estas noticias no salgan todos los días por televisión abierta, pero nosotros, como “cartas abiertas”, somos las mejores noticias para Chile y el mundo. Y estamos en todas partes. Como “agentes noticiosos” estamos en la escuela y universidad, en la construcción, en las empresas bancarias y en el comercio, en las ferias libres y supermercados, en todo tipo de vecindario, inclusive tras las rejas de alguna prisión. Vivimos inmersos en la sociedad, “salando” con nuestra conducta a quienes nos rodean y dando testimonio de las “buenas noticias“ del evangelio. Recuerda: La luz resplandece en las tinieblas. Que no se apague tu lámpara. Estas sí que son “buenas noticias”.
Sean bendecidos por Cristo, AGAL (161001).-