LOS TRES MISTERIOS DE LA VIDA (170119)
Si el Propósito de la vida es hacer la Voluntad de Dios, al respecto creo que existen tres misterios que estamos obligados a descubrirlos:
1) Cuál es el Don que Dios te dado –a cada uno Dios le repartió como él quiso (1Cor.12.11).
No olvides que fuiste “diseñado inteligentemente” y como tal fuiste habilitado para alcanzar –no tus propósitos–, sino el propósito de Dios. Descubre tu Don, ora al Señor, pide una consejería adecuada y verás cómo él te ubicará en su Cuerpo –te lo revelará– y como un miembro efectivo del Cuerpo que es la Iglesia, hallarás plena satisfacción. Pero, recuerda lo siguiente: Tus dones son para la edificación de la iglesia, los demás, no para vanagloria tuya.
2) Dónde debes usar el Don –cuál es el lugar, sitio, iglesia o ministerio (Hch.16.6-10).
- Una vez descubierto el don, es nuestra responsabilidad saber “dónde” vamos a ministrar.
- No todo es púlpito, ni música, ni todo ocurre en los escenarios de las grandes urbes.
- Ir a un determinado lugar, permanecer en él y servir allí de todo corazón, trae una satisfacción y gozo incomparable.
- Cuando estás en el lugar dónde Dios te mandó, no te estás perdiendo de nada en ningún lugar del mundo.
- Nunca debes comparar ni tu siembra ni tu cosecha con nadie.
- El desafío es estar en el “don correcto” y en el “lugar correcto”, esto trae un gozo profundo incomparable.
3) Cuándo debes usar el Don –hay un “tiempo de Dios” para cada cosa.
La palabra “kairos” del griego, significa: “lapso indeterminado en que algo importante sucede” (Ej. Marcos.1.15). Literalmente es: “momento adecuado u oportuno”.
A este “kairos de Dios”, el autor Eric Ch. White lo define como «el instante fugaz en el que aparece, metafóricamente hablando, una abertura (o sea, el lugar preciso) que hay que atravesar necesariamente para alcanzar o conseguir el objetivo propuesto».
Conocer el “don”, y saber dónde usarlo, no sirve de mucho si no sabemos cuándo usar el “don”. Esto demanda sabiduría y discernimiento. No olvides: Todo tiene su tiempo (Ecle.3.1) y en sus manos están nuestros tiempos“ (Sal.31.15).
CONCLUSIÓN:
Una vez resueltos estos tres grandes misterios, la vida se hará más placentera, tanto para los demás, como para nosotros mismos y por sobre todo, será para la gloria de Dios. “Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia” (1Cor.14.12).
Sean bendecidos, Ángel Gabriel Aránguiz, pastor LGD Chile (170119).-