CONSOLIDACIÓN, UN PROCESO INELUDIBLE. 161107
“Evangelizar y no Consolidar es un pecado”.
Mormones, Testigos de Jehová y otras sectas al parecer están aplicando mejor el “discipulado” que muchos protestantes. Su tasa de crecimiento es significativa, y esto se debe a que han sabido “consolidar” a los nuevos adeptos a su sistema de creencias. “Hacer discípulos” fue la orden de Jesús (Mat.28.19) y nosotros, ¿qué estamos haciendo?: Solo “predicamos”. A lo sumo, elaboramos un “culto espiritual” que promueva alguna “experiencia espiritual”, o un evento que dure unas dos o tres horas, y nada mejor que eso. Buena música, lindas voces, buena onda, un mensaje motivador, en un ambiente sano y agradable, entretenidos hasta lo sumo, pero: ¡Cuidado! El “emocionalismo” engendra un hijo. Se llama “Superficialidad”, y este es uno de los factores que viene a explicar el alto nivel de deserciones en las filas protestantes. No hay consolidación.
Jesús advirtió que el sol saldrá y toda planta que no tenga raíces, se secará y no dará fruto (Mat.13.5-6). “Las “emociones” pasan; las “convicciones” quedan”. Tales fueron las palabras que escuché cuando llegué –por la gracia de Dios-, al conocimiento de Cristo y de esto han pasado más 40 años.
Permítame una muy sentida exclamación: ¡Cuán difícil es consolidar a un nuevo creyente! Es como “criar” a un recién nacido. Dependientes, torpes, indefensos, ultra necesitados, ignorantes, etc. Así fuimos todos al nacer, es por ello que si “engendramos” y no “criamos” estamos pecando. Peor aún, es una suprema irresponsabilidad, si delegamos en otros la formación de un nuevo creyente,.
La tarea no es fácil. Consolidar es “convertir” a un “creyente” en un genuino “discípulo”. Un Discípulo no se hace a la fuerza ni a “control remoto”. Éste debe ser sometido a un proceso de “imitación” de su líder o mentor, basado en una relación profunda, un ejemplo personal y un afecto entrañable en Cristo (Fil.2.1). En virtud de esto, la pregunta que necesitamos responder es:
¿QUÉ ES CONSOLIDAR?
Es un “proceso” ineludible, lento, firme y constante que busca “afirmar” la vida espiritual de un creyente. Pero, para que la Consolidación tenga buenos resultados, a continuación presento algunos requisitos que deben estar presentes en quién vamos a Consolidar:
1. HABER NACIDO DE NUEVO. Experiencia sobrenatural, no “mística”, sino, cierta y evidente. No puedes cuidar una planta que aún no ha nacido.
2. QUERER SEGUIR A JESÚS. Voluntad inclinada hacia Cristo. Quién no quiere, no puede. El discipulado más que oferta, es una demanda (Mat.16.24).
3. NEGARSE A SÍ MISMO. El “gran conflicto”: Lucha contínua con el “yo”. Ya no vives por ti o para ti. Aquí se activa la “identificación” con Cristo (Gal.2.20).
4. TOMAR LA CRUZ CADA DÍA. En este camino no hay discípulo sin cruz. La vida victoriosa no es fácil, pero es victoria al fin y al cabo.
5. CONSOLIDAR A OTROS. Compartir con otros es una obligación moral y consciente. ¿Quién no querría compartir con otros –especialmente con los que ama-, lo bueno y lo mejor que ha encontrado en la vida?
Un creyente consolidado es uno que ha crecido y se ha afirmado en Cristo. El crecimiento indica salud, es decir, se ha nutrido adecuadamente con la alimentación recibida. Y por último, la Consolidación señala el destino o propósito para el cual nacimos. Consolidar es el desafío del Señor para nosotros, en palabras más bíblicas: “¡Haced discípulos!”.
“Estad firmes y constantes creciendo en la obra del Señor siempre… hasta que Cristo sea formado en vosotros” (1Cor.15.58; Gál.4.19).
Bendiciones, Ángel Gabriel Aránguiz, pastor LGD Chile (161118).